miércoles, 1 de enero de 2014

La Rábida

Principio del fin.
Tantos años después,
en el viejo, o en el nuevo mundo,
da igual.

Hoy ya no  levantan el polvo tus pasos,
y  el cemento es tan duro.
El ciprés se vuelve decrépito,
en su encierro.

Ya no te escucho,
en aquel murmullo que amé,
y aunque el amor siga intacto,
en un tiempo que ya no es.

Ya nada es, como ha sido.
Pero todo permanece allí,
en lo más profundo.
En ese lugar, de donde nadie lo podrá borrar,
sin destruirme.

De donde solo tu,
puedes rescatarlo.

6 comentarios:

  1. Suponiendo, claro, que quieras rescatarlo...

    Y es un final muy lamentable.

    Por otro lado, un gusto volver a leerte.

    Saludos!

    J.

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  2. Quiero rescatarlo... siempre quiero. Aunque a veces no sea posible.

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  3. A veces nada cambia, pero cambiamos nosotros y todo cambia.
    Esa sincronía... Momento, lugar, tiempo, identidad.... A veces se desea rescatar pero no siempre es factible

    Espero que en tu caso querer y poder llegaran a conjugarse en armonía.

    ResponderEliminar
  4. A veces nada cambia, pero cambiamos nosotros y todo cambia.
    Esa sincronía... Momento, lugar, tiempo, identidad.... A veces se desea rescatar pero no siempre es factible

    Espero que en tu caso querer y poder llegaran a conjugarse en armonía.

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    Respuestas
    1. Es que quedan huellas, marcas que no se pueden borrar. Y no deben ser borradas. Como los jarrones rotos de los japoneses...

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    2. Es que quedan huellas, marcas que no se pueden borrar. Y no deben ser borradas. Como los jarrones rotos de los japoneses...

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Letra chica

Aqui solo escribo ficción, y cualquier similitud o coincidencia con la realidad, solo es casualidad. ¿Quien puede decir cuando realidad y ficción se parecen? ¿Cuando coinciden? Yo solo diré que jamás he logrado separar la una, de la otra...

Entre el cielo y el infierno.

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Voy por la calle de los sueños...