Tiempo

Hace casi catorce años ya, toda mi existencia resumida en aquella noche.
La luna en plenilunio, por momentos se ocultaba  tras alguna nube y cuando no, si yo la miraba, ella brillaba en sus ojos.

Habia magia. Magia que nos embriagaba a todos los que nos habíamos dado cita allí y magia que era solo nuestra, aunque la exudaramos a flor de piel, casi gritandola, para que lo supieran todos los dioses dormidos.

Magia que ahora vibraba enhebrada en las cuerdas del bouzouki y en la BBC Orchestra.

Todo mi tiempo del cual tenía conciencia en este mundo, condensado en aquel instante, toda la historia y toda mi historia. Luego vendría lo que fuera, pero no importaba. Tan real, como absurdo.

Nada, ni nadie en toda la Acrópolis hubiera dicho aquella noche, que esa cancion que escribiera Stavros Kougioumtzis y que, en aquel instante, comenzó a cantar Giorgos Dalaras, sería, de alguna manera, premonitoria.

No he vuelto cual pájaro. Aunque los fantasmas aún están allí, en el Odeon del Herodes Atticus.
No he vuelto.
La luna pinta de gris las piedras milenarias y espera, tal como hoy esperan por mi, solamente los recuerdos y la música olvidada, por los dioses y los mortales.


https://www.youtube.com/watch?v=6amlxJoOcAI


"...No te enojes conmigo querida mía,
ahora que me voy a países extraños
Que me transformaré en pájaro,
y volveré contigo.

Abre tu ventana,
mi albahaca dorada, mi princesa,
y con una dulce sonrisa deséame las buenas noches

No te enojes conmigo querida mía,
ahora que me alejo de ti,
y ven aqui un instante, déjame verte,
déjame decirte adios.

Abre tu ventana,
mi albahaca dorada, mi princesa,
y con una dulce sonrisa, deséame una buena noche..."