Baila ante los dientes del tiburón.
La víbora se quita la piel en la roca.
Tu mano suave me acaricia.
¿quien habrá sido el maldito,
que puso los ojos del diablo en nosotros?
Ellos dicen, que te amé una vez,
en un repentino ataque de la fiebre más negra.
Ellos no saben,
que eso, jamás sucedió.
Que es, como un tatuaje chino,
de ignoto significado,
que llevamos dibujado bajo la piel.
Será premonitorio?
ResponderEliminarEn otro tiempo, en vuelo de águila fui a Delfos a preguntar. Hoy ya no recuerdo lo que dijo la Pitonisa, la emoción, no sucumbe ante la certeza...
ResponderEliminarSi esa no es una declaración de principios, no sé qué más puede ser.
ResponderEliminarUn gusto volver a leerte.
Saludos
J.
...yo tampoco. En realidad casi nunca sé que son.
ResponderEliminarGracias, todo un honor.