y la culpa.
Bálsamo, cual anestesia,
que evoca el dolor.
Dios-dolor, que me enseñó a pecar.
Noches sin luna,
que la luz gritan,
y palabras escritas,
que callan soledad.
Ah, memoria, lógica perversa,
confabulada para traer el tormento.
Alma libre,
no creas, ni analices.
Que Dios está doliente.
Y va, perdido callado y solo,
hacia ninguna parte.